viernes, 5 de junio de 2009

Once



En Tuxtla la Avenida Central es el lugar ideal para ser visto. Recorrerla lleva no más de 30 minutos. La gente, sin importar clase social, la camina de parque a parque: del Morelos al de la Marimba al Central y al Jardín del Arte. Como hormigas van, vienen, van, vienen, van, se quedan, regresan… Al parque de la Marimba llegan los nostálgicos y la nueva sociedad chic que, heroicamente, rescata nuestras tradiciones con helados Holanda, café orgánico, hamburguesas, esquites y elotes hervidos. A las ocho de la noche, más o menos, comienza el guateque. Una marimba orquesta, X, suena acompañada del bajo, la guitarra, percusiones y metales. Todo un grupazo. Las notas musicales impulsan primero a los viejecitos a abrir pista frente al quiosco, ubicado en el centro del parque (como todo buen pueblo que se precie de ser digno). Los pasos son cadenciosos, uno, dos, tres, vuelta, uno, dos tres, vuelta. Después a los jóvenes que sudan cultura, que regresan a nuestras raíces. Con pantalones de gabardina, combinados con camisas caras, exquisitas, se pasean alrededor del quiosco, frente a las bancas donde los espectadores siguen paso a paso los pormenores del baile.

Caminé hacia el parque Central. De un lado la catedral y atrás cafés y cines. Ahí están los periodistas de la ciudad. Clásico: una taza de café, un cigarro, lentes oscuros, cruzados de piernas y un periódico, no importa cuál: puede ser el Cuarto Poder, uno de los más serviles, gobiernista a morir (con su exclusiva sección de putas, donde habían colocado nuestro anuncio); La Voz del Sureste, de los ecuánimes, El Diario de Chiapas, de los camaleones; o uno de oficina, de los que se leen en el escritorio de los diputadillos sólo porque ahí los alaban.

Frente al Palacio Municipal una horda de putas exhibe sus flácidas carnes ante la mirada complaciente de la policía. Se pasean dándole vueltas a sus bolsas mientras lanzan silbidos a cualquiera que pasa, con tal de ganarse unos 200 pesos por una mamada o una cogida exprés. ¿Y si contrato a una de estas lonjudas para que pose desnuda? No, la tirada es otra. Pegado en una de las paredes del palacio hay un cartel que anuncia un concierto. Luzbel, el grupo más chido de heavy metal que existe en México, otra vez en Tuxtla. Se presentará ¿mañana? en el auditorio municipal. ¿Es posible? Arturo Huizar y su banda de endemoniados, sin el Greñas (lástima), harán llorar de nuevo al cielo de Tuxtla, y dejarán que el ángel de lujuria invada esta gran ciudad. Y yo no lo sabía. Hago de mi futuro una utopía pues pretendo comprender esta voluble vida, soy un borrego más de esta sociedad, de mi hipocresía hago mi caminar… ¡soy un pinche loco! Caminé apresurado a los teléfonos que están frente al cine Alameda. ¿Eulalio?, corre a hablarle a Doris… Luzbel en Tuxtla, ¿no te da gusto?

—Sí, hombre, ayer me enteré, pensé que ya lo sabías.

—No manches, dónde diantres estaba metido que no me había enterado. ¿Por qué no me avisaste?

—Estás quedado en los años ochenta. Luzbel ya se hizo viejo, ni siquiera tocan como antes. Sus buenos tiempos ya pasaron.

Por un lado tenía razón, los luzbélicos ya no sonaban como antes, pero sus buenos discos quedan ahí para escucharlos, esos no pasan de moda ni se hacen anticuados.

El grupo está viejo. Son casi 20 años de andar duro con las guitarras. Sus dos primeros discos fueron los que le dieron la gloria: Metal caído del cielo y Pasaporte al infierno. Todos los quedados en los ochenta gozaron con “La gran ciudad”, “El loco”, “Guerrero verde”, “Kirieleison”, “Déjate ser”, “Por piedad”, “Advertencia”; después los bajones con las salidas del Greñas y de Huizar: el Greñas formó Argus (también sonaba de poca madre con Valle azul) y Huizar se unió a Raxas (perra la del “Vigilante”). Luzbel siguió existiendo y grabaron, sin Huizar, ¿Otra vez? Después se unieron para sacar el último gran disco: La rebelión de los desgraciados (se cansaron de esperar la resurrección de los muertos, sepultaron el mito de Carlos Marx). Luego varios discos con pocas rolas rescatables. Ahora dicen que hay dos grupos: Luzbel y Lvzbel. El primero del Greñas, no lo he escuchado; y el otro, el que viene a Tuxtla, del Huizar, casi una mierda. Pero tocan las clásicas.

mentas: vlatido@gmail.com

ilustración: Juan Nahual